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Arte feminista, sororidad y revolución
Desde la década de 1960, el movimiento artístico feminista había comenzado a pesar del rechazo sufrido ante las instituciones tradicionales de representación artística, donde las mujeres siempre fuimos representadas como seres divinos semidesnudos y dóciles.
En 1971 se inicia una segunda ola gracias al ensayo escrito por la historiadora del arte Linda Nochlin, cuyo ejercicio fue titulado como: «¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?» Dicha narrativa analizaba y exponía los factores principales que habían impedido que las mujeres alcanzaran la misma posición que los hombres a la hora de exponer su obra y ganar su merecido reconocimiento.
A partir de esta reflexión, muchas mujeres artistas continuaron la lucha por la igualdad de género. Existe una gran tradición de sororidad por parte de numerosas mujeres que han intentado incluso mejorar la situación de cada artista, (incluso cuando muchas de ellas no se consideraban feministas).
Con el objetivo de poner fin al sexismo y a la opresión, las artistas feministas trabajaron con una amplia gama de materiales y técnicas totalmente diferentes entre estas, además de la pintura se incluyen la performance, el bordado y el appliqué, considerado como una labor femenina que pone en contrapunto a la explotación de la mujer en el hogar, es decir, utilizar nuestras únicas armas para defendernos del patriarcado machista.
Ahora, sigue existiendo este movimiento, aportando mediante las nuevas generaciones sus diferentes interseccionalidades, el fin de dejar de exponer a la mujer como un objeto mediante la exposición de una visión más renovada. Los temas primordiales que se cuestionan actualmente son la raza, la clase social, la identidad y la fluidez de género.

La cena, por Judy Chicago
Principales aportaciones en el arte y al feminismo
Como mujeres artistas principales de este movimiento son: Judy Chicago, Barbara Kruger, Miriam Schapiro, Carolee Schneemann, Hannah Wilke y Jenny Holzer.
Con Barbara Kruger podemos encontrar como dedica en su obra la aplicación de fotografías en blanco y negro con texto superpuesto.
Esta artista, siempre ha querido destacar en su obra la problemática feminista frente al consumo capitalista neoliberal. Mediante sus fotografías y mensajes transmite este concepto como punto de contrapartida para combatir este echo, donde cuestiona la idea del consumo e invita al espectador a reconsiderar dicha acción sociocultural americana.
Su obra más conocida fue: «I shop, Therefore I’m am» donde crítica al sistema capitalista a través del pensamiento crítico de René Descartes «pienso, luego existo». Irónicamente, esta obra fue impresa en numerosas bolsas de la compra y camisetas.

I shop, Therefore I’m am por Barbara Kruger
Hoy, mañana y siempre
Actualmente y por desgracia no tenemos una educación con la perspectiva adecuada y auténtica que nos enseñe nuestra verdadera historia como mujeres, artistas, fuertes e independientes.
El arte es el espejo que refleja el verdadero contexto social y en el podemos observar como en este mercado existe la censura impuesta hacia las mujeres por el simple echo de serlo, como nuestra obra tiene menor valor por nuestro propio género y como este mismo conflicto capitalista nos cierra las puertas para poder revolucionar en el mundo y al arte.
En las galerías y espacios híbridos, ya sean en las grandes capitales o pequeñas ciudades, siempre darán prioridad a todos aquellos hombres, blancos y heteropatrialcales la oportunidad de exponer y vender su obra, aunque no enriquezca al espectador y sea simplemente mucho ruido y pocas nueces.
Mejor ejemplo que puedo dar a través de este medio sobre esta problemática es lo que se muestra en las grandes ferias de arte contemporáneo como pueden ser ESTAMPA y Arco, solo presentan el 26% de artistas mujeres como exponentes, ya sea a nivel estatal o nacional.
Sin embargo, siempre ha existido y existen pequeños atisbos de luz en una noche estrellada y debemos de poner en pie como punto de inflexión el movimiento feminista para las artes plásticas, estimar a todas aquellas artistas que desde el arte tradicional hasta la performance exponen desde su perspectiva la lucha feminista por los derechos de la mujer en la sociedad y poner en valor como artistas su labor revolucionaria.
Con este artículo quiero demostrar que el movimiento feminista no es una moda actual, llevamos luchando y trabajando desde hace muchísimo tiempo y esta rebelión desde sus inicios se instalo para quedarse.

Carole Schneemann