Autorretrato sobre fondo negro de Helene Schjerfbeck, representa sin duda alguna, el estudio y documentación sobre la apariencia física y el estilo pictórico que Helene ha ido cambiando y desarrollando a lo largo de su carrera, obra y tiempo.
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Helene Schjerfbeck, la artista finlandesa número uno en 1915
El talento innato de Helene Schjerfbeck fue valorado desde sus comienzos, con tan solo 11 años empezó sus estudios artísticos en la escuela de dibujo Suomen Taideyhdistys, además en 1880 recibió una beca del propio estado para estudiar en París, donde formalizó definitivamente su técnica y estilo en la Académie Colarossi, de la mano del maestro Léon Bonnat.
En aquel momento, entre los periodos 1906 y 1915, Helene había alcanzado un gran prestigio como una de las artistas femeninas más importantes de Finlandia, ya que este mismo país, fue una de las naciones más avanzadas con respecto al feminismo y a los derechos de la mujer.
Con cierta madurez pictórica, Helene Schjerfbeck permaneció durante muchos años en las colonias artísticas de Gran Bretaña y Cornualles.
Finalmente, a su regreso, consolidó su propio estilo mediante la simplificación y sutileza de los planos en el pincel y en las formas de los propios objetos, naturalezas y retratos. Las obras más conocidas por esta artista son: «la convaleciente» – 1888, «Mi madre» – 1909 y «Naturaleza muerta con manzanas ennegrecidas» – 1944

Autorretrato sobre fondo negro, comentario de obra por Cooltura Magazine
«Autorretrato sobre fondo negro» , oleo sobre lienzo de 45,5×36 cm, actualmente este cuadro se encuentra en el museo Suomen Kansallisgalleria, Helsinki, Finlandia.
En el cuadro, contemplamos a una joven Helene Schjerfbeck mirando fijamente hacia otro lado. Para ser un autorretrato, hace excepcional y diferente que la voz cantante de la misma obra no mire hacia el espectador. Fija y melancólica. Con un rostro plano y frío, clava su mirada hacia la nada.
Emerge sobre ella un fondo oscuro y liso, prácticamente casi negro, haciendo resaltar los planos claros de su rostro.
Este cuadro fue creado para la academia Suomen Taideyhdistys, (la sociedad artística de Finlandia), en 1914. Cuando Helene pintó este cuadro, tuvo residencia en diferentes países europeos, Francia, Viena, Florencia, Inglaterra, incluso llego a residir en San Petersburgo. Dicho lo cual, recibió muchas influencias pictóricas que le llevaron a formalizar su propio estilo.
Contemplamos en este cuadro una composición mínima y sutil, una artista pálida de ojos claros con las mejillas rosadas, posiblemente nos muestre como fue Helene en plena juventud ante tal simbología. Una mandíbula profundizada y muy marcada, con un contorno grisáceo que resalta su rostro claro. Este efecto da contraste ante las pinceladas suaves sobre los contornos.
No hay apenas dibujo ni líneas preparatorias, solo hay planos de color y pequeños detalles que Helene desea mostrar al espectador, un broche que cuelga sobre el cuello de la camisa blanca y al fondo los únicos elementos que pueden dar dinamismo a la obra, los pinceles de Helene.
En definitiva, podemos contemplar la gran solemnidad de una artista consolidada de su tiempo, de las pocas que por desgracia había en realidad.
Observamos a una mujer tranquila y serena pero firme y potente.